Señores, esto no es Pastafarismo, eso es muy de 2006. Esto es Monstruo Espagueti, un personaje-concepto donde se oculta su creadora Anastasia Bengoechea, quien ha creado un libro de ilustraciones -dibujos-, que ya va por su segunda edición, gracias a la mano sabia del equipo de Editorial La Cúpula.
Anastasia Bengoechea, sabe mucho sobre sí misma, tanto que lo refleja a través de este alter ego de masa italiana, bastante cínico/crítico que no solo la representa a ella, sino refleja el sentir de una generación: ese cúmulo de personas que nacimos en los 80 y estamos vivendo en esta sociedad cargados de “deber ser” y expectativas que chocan día a día en contra de nosotros mismos, atocigados por una cantidad de información que creemos manejar, con sueldos que realmente benefician a muy pocos y relaciones líquidas; somos ese ejemplo claro darwiniano de que cada vez nos acercamos a la superviviencia del “más apto” dentro de la especie humana. Ojo, no claremos qué es lo apto porque oscurecemos.
Este monstruo que oculta Anastasia no promete nada, ni lo intenta; refleja a nuestra generación tal cual es: insegura, superficial, expectante, ilusionada y quejona. Sin embargo, estos dibujos con tono sarcástico en forma de viñeta también representan a una generación culta, con miles de referencias cinematográficas y literarias, algunas pop y otras no, que van de aquí para allá entre tweets y fotos en instagram en una batalla por intentar parecer exitosos. El espejo de Anastacia nos muestra dentro de un hervidero en donde los valores han cambiado y nos han pasado por encima, sin nosotros habernos dado cuenta.
Esta es la generación de Anastacia, mia y de muchos otros. No es raro esperar que nos veamos reflejados en historietas nostálgicas de trazo infantil como las que dibuja Berencochea en las páginas de Monstruo Espagueti. En ellas somos la generación hipster y nostálgica, también en ellas, como diría otra contemporánea, Meredith Haaf, somos “una comunidad que opta, en sus palabras, por “el vaciado de símbolos”, por la “ironía y el hedonismo” y por la optimización permanente de la propia imagen”. Algo así como: sí, estamos jodidos.
No es raro que Monstruo Espagueti sea la mejor puesta en escena –impresa- de las quejas de una generación de treintañeras como Anastacia, que nos decimos constantemente: ¡Sí, no sabemos qué hacemos aquí ni tampoco sabemos para dónde vamos!