Los Bridgerton 2

Los Bridgerton 2: Una reflexión sobre la masculinidad y amor propio

Los Bridgerton, la serie basada en las novelas de la escritora estadounidense Julia Quinn, regresó nuevamente a Netflix para seguir cautivando a la audiencia con su idílica versión de la Regencia inglesa.

Luego de ser la única serie competitiva para la plataforma de streaming, la nueva temporada se centra esta vez en el mayor de los hermanos de la saga, el vizconde Anthony Bridgerton (Jonathan Bailey), y la necesidad de encontrar una esposa lo que lo llevará a cruzarse en el camino de las hermanas, Kate Sharma (Simone Ashley) y Edwina Sharma (Charithra Chandran), haciendo que éste se debata en una lucha interior entre el deber y el amor.

Aunque el drama histórico de Shondaland se mantiene como una adaptación bastante libre del material literario, lo cierto es que es fiel a la esencia de los personajes de la novela El vizconde que me amó.

Si bien, en la primera temporada de Los Bridgerton se abordaron temas como la importancia del placer femenino y la escasa educación sexual que dejaba a las mujeres en una situación de clara desventaja y precariedad frente a los hombres, en la segunda temporada, la tortuosa historia de amor entre Anthony y Kate, busca derribar la concepción de masculinidad “proveedora” asociada al estoicismo de la sociedad del siglo XIX que, a pesar de todo, sigue estando vigente en la actualidad.

Una crítica a la visión tradicional de la masculinidad  

En esta segunda temporada, Los Bridgerton tenían el gran desafío de mantener el interés de una audiencia que estaba enamorada del duque de Hastings, interpretado por Regé Jean-Page, y que veía con cierto recelo la figura del hermano mayor de Daphne por sus acciones en la primera entrega. Sin embargo, su actor Jean-Page, renunció a seguir participando en la serie.

A pesar del plot twist en los vericuetos de Shondaland,  el talento de Jonathan Bailey y el desarrollo de su personaje, así como su química con la actriz Simone Ashley, fueron suficientes para que la serie se consolidara como una de las más vistas en Netflix. Aunque la historia del mayor de los Bridgerton también puede ser un factor fundamental para mantener el éxito de la producción.

La historia del vizconde es melodramática como gran parte de la saga ya que, tras perder desde temprana edad a su padre, tener que lidiar con la responsabilidad de un título y de ser el cabeza de familia, la figura del vizconde logró convertirse en un personaje con el que resulta fácil de empatizar al espectador tras representar de una manera realista las consecuencias de una madurez apresurada.

Anthony antepone su deber por encima de su persona. Como consecuencia de la pérdida de su padre, el protagonista debe convertirse en la figura paterna que necesitan sus hermanas y hermanos menores para mantener así a flote toda su familia, sin darse el tiempo para lidiar con su propio duelo. Por su parte, el yugo del deber hacen que el vizconde Bridgerton silencie sus propias emociones para demostrar fortaleza ante la sociedad, sin embargo, será cuando se cruce con la mayor de las hermanas Sharma que comenzará a cuestionar su propio modo de vida y a dejará salir los sentimientos que reprime en su interior.

Si bien la trama del personaje de Bailey podría ser cosa del pasado, la concepción de masculinidad frágil que le impide a muchos hombres mostrar sus emociones es una historia que ha resurgido en la palestra pública a partir de los debates sobre nuevas masculinidades.

Los Bridgerton: ¿Una reflexión sobre la importancia del amor propio?

En contraposición a la historia del protagonista masculino, se nos presenta a Kate, la mayor de las hermanas Sharma, que también, como el vizconde, asumió el rol de protectora de su hermana menor y decidió sacrificar su propia felicidad en favor del futuro familiar.

En los primeros capítulos, el personaje de Ashley declara sus intenciones de mantenerse soltera y enfocar todos sus esfuerzos en asegurar el futuro de su hermana; pero, a medida que la trama avanza y se explora más la situación familiar de las Sharma, se va revelando que la protagonista debe lidiar con su propio miedo a no ser digna de amor, una idea que refuerza la familia de su madrastra al someterla a su constante menosprecio. 

El encuentro con el vizconde no solo entrará en conflicto con la relación que sostiene con su hermana pequeña, sino que también la llevará a replantearse sus sacrificios en favor de los demás y pensar en su propia felicidad. 

Un cambio bastante significante con respecto al libro es que Anthony es la persona que le recuerda a Kate su valor como persona, ante sus miedos e inseguridades por no sentirse lo suficientemente hermosa como su hermana. Sin embargo, Chris Van Dusen decidió darle la vuelta en la serie y mostrar a Mary, la madrastra de Kate, como la persona que le recordara a la protagonista que ella también es merecedora de afecto y que no tiene la necesidad de luchar para conseguirlo.

La pareja de Kate y Anthony no es solo la historia de dos personas que, a pesar de sus miedos y cicatrices, deciden darse una oportunidad para amar, sino que también es una exaltación del amor propio y un cuestionamiento a las concepciones que tenemos como sociedad sobre el término “masculinidad frágil”.

Entre la pluma de Lady Whistledown y el romance, la segunda temporada de Bridgerton vuelve a reivindicar la idea de que todos somos dignos de amor.

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