La duda ha estado siempre ahí. La cercanía con Halloween y todas las tradiciones paganas me hace preguntarme por esa tendencia actual que retoma preguntas ancestrales, a partir de lo esotérico o la magia, para tratar estar a gusto con nosotros mismos. Quizás la respuesta se debe a nuestra falta de desconexión. Quizás sea Internet, un mundo híper conectado y la falta de tiempo para nosotros mismos que ha hecho repuntar el actual interés en búsqueda interior y la magia en la era actual.
La magia es una tradición y aunque muchos piensen que hablamos de prácticas vacuas por no ser científicas, la ciencia las certifica: los rituales y las tradiciones repetitivas, desde celebrar los cumpleaños hasta encender una vela para recordar a un ser querido son rutinas de creencia, un amortiguador perfecto frente a la ansiedad.
Muchos estudios han argumentado que los rituales sirven para ayudar a las personas a enfrentar los desafíos que surgen en condiciones inciertas. No es de extrañar que Tania Berta Judith, quien teje hilos entre lo artístico y lo simbólico, haya escrito El libro de magia blanca (Fulgencio Pimentel, 2019): un pequeño manual que encuentra en los rituales, una buena cantidad de prácticas ancestrales que hemos perdido a lo largo del tiempo, ayudándonos, así, a “conciliar la voluntad humana con la naturaleza” y “mejorar nuestras vidas o la de los demás” a través de la magia.
El libro de magia blanca nos inspira a entender el porqué comemos doce uvas en el Año Nuevo, llevamos un crucifijo o un Ohm colgando en el pecho, por qué nos cantaron ciertas nanas cuando éramos bebés o por qué la persona que escribe este artículo se hizo aquel tatuaje del laberinto de Creta en el brazo. Los simbolismos son sabiduría que se expresa a través del cuerpo o la tradición oral, son susurros que nos unen con la naturaleza. “La naturaleza es un vínculo con la magia” se puede leer en una de las páginas del libro.
Tania Berta Judith compila una buena cantidad rituales, conjuro o pócimas, unos más conocidos que otros: conjuros para conseguir un nuevo amor, quererte a ti mismo, cocinar con más sazón si le cantas a la comida o preparar unas tortillas mágicas del Día de los Muertos para predecir el futuro. Aquí hay más lecturas de manos y menos tarot o astros.
La magia blanca que expone la autora es práctica sin entrar en complejidades. Nos cuenta desde las tradiciones con las muñecas quitapenas de la cultura maya, los talismanes japoneses usokae que representan un pájaro de la buena suerte hasta el sincretismo caribeño de la santería, revisitada en su versión más blanca y piadosa a través de viejas recetas naturales para estimular la mente.
Esta magia blanca propone volver a esa tradición ancestral que, al igual que la física cuántica, la sociedad ha rechazado por no querer ver otras opciones, otros significados del símbolo, sean estos ratificados por una convención social o por la ciencia. El libro de la magia blanca recupera los ritos perdidos a través de las historias que ha recopilado Tania Berta Judith y, diseñado por, Judit Musachs. Magia blanca para abrirnos los ojos a las múltiples oportunidades, practicar la fe para así convertirnos en brujas buenas…divertidas pero no tontas.