El espantoso mundillo literario

Fiestas que huelen a mal aliento, escritores con ego muy sensible, feministas capitalistas literarias y novelas malas: así es el mundillo literario de Posy Simmonds…como la vida misma.

Desde afuera, desde la vista del lector de libros, la vida del escritor y el mundo literario parece un atardecer de verano: pura belleza. Sin embargo, detrás de la belleza y la reflexión que invita la literatura, existe una parafernalia arraigada a ciertas costumbres snobs y de superioridad moral, que hoy en día son risibles y no tan interesantes como lo fueron en el pasado: el mundo literario no es más que un simple negocio más, un chiringo con sus trapicheos, chismes y egos, sobre todo, egos.

Escribir un libro en el siglo XXI no es un acto que salve vidas, aunque muchos escritores se creerán que la literatura nos salva, no es cierto. A falta de una vacuna contra el cáncer existen miles de publicaciones mediocres que solo existen para que un mercado funcione, para que los que innovan vendan poco mientras los que escriben lugares comunes se arraiguen y sigan vendiendo. Por su puesto esta afirmación es una generalización, pero como toda generalización, tiene más de un 50% de certeza.

 

El mercado editorial es risible hoy día cuando un youtuber tiene más visibilidad que un escritor, lo peor, es que el mercado editorial tiene tan bien montada su parafernalia de superioridad moral, que llama al youtuber para publicar un libro. Sin embargo, el youtuber nunca se ganará la vida vendiendo libros, se la ganará en Internet.

Contradicciones como esta o algunas inclusive más risibles como que una librería vaya a comprar saldos a una macrotienda para no comprar al distribuidor de libros es de lo que tratan las tiras cómicas de Posy Simmonds, la caricaturista inglesa lleva años retratando las ridiculeces del mundillo cultural en su espacio en el periódico The Guardian, donde deja al desnudo un sistema complejo y contradictorio, al que ella misma pertenece.

En El mundillo literario (Salamandra Graphics, 2022) se compilan todas las historietas de Simmonds donde hay situaciones absurdas que se podrían encontrar fácilmente dentro del mercado literario español o si ampliamos más, hispanoamericano: una madre feminista que le dice a su hija que lo mejor de jubilarse para tener un hijo es que después será otra de esas escritoras que escribirán sobre la experiencia de la maternidad como si nunca más nadie la hubiese vivido o, la inseguridad perenne del escritor, ese que con el personaje de Dr. Derek Simmonds intenta ridiculizar porque, sencillamente, no sabe afrontar las críticas ni sugerencias ante su débil ego.

En estas viñetas también aparecen las típicas farsas del escritor dentro de un taller literario cuando le preguntan cómo hacer para poder publicar y ni el mismo sabe responder; las firmas de libros donde nadie va o el FOMO del escritor, el que debe aparecer en un evento literario aunque no le apetezca ir porque sino, cree, que desaparecerá de la escena literaria.

Simmonds narra perfectamente lo que falla, la naturalidad y complejidad, también la frivolidad y la vanidad de ese mundo que siempre está nostálgico de un pasado mejor y, quizás, es por eso que innova poco pero vende mucho. Simmonds afila un cuchillo para cortar un mundo que está soportado muchas veces más por la superficialidad de lo que se piensa sobre un libro no leído que por la labor misma del escritor ante la página en blanco.

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