Este domingo se celebró la Super Bowl con JLo y Shakira como artistas latinas invitadas para amenizar el medio tiempo del famoso evento donde confluyen marcas, anunciantes, dinero y muchos fanáticos del fútbol americano. El evento deportivo norteamericano por excelencia.
No es casual que en pleno año electoral el Super Bowl fuera latino. Shakira representa al latino que no vive en los Estados Unidos, con un español perfecto directo desde Barranquilla. JLo es una latina de segunda generación criada en un barrio de inmigrantes latinos en Nueva York: El Bronx. Cada una representa a un tipo de latino en el mundo y en los Estados Unidos: el migrante versus el que se quedó, la diáspora versus la raíz. En ambas se reconoce la esencia, el goce y el entusiasmo latino. En este caso también representan al trabajador latino que escala el éxito y la fama dentro de los Estados Unidos por el simple hecho de ser latino, visibilizando el estereotipo.
Shakira hizo un espectáculo basado en su gira anterior, donde rinde tributo al sabor y a su simplicidad como caribeña versus a una Jennifer López que dejó El Bronx pero que lo lleva dentro y entiende qué quiere un público norteamericano: sus luces, el show. Una Super Bowl de mujeres al fin y al cabo, también como mucho de ese matricentrismo que mantiene a las familias en Latinoamérica, no por ser mujeres empoderadas sino porque el hombre abandona la familia y a las mujeres no les queda de otra que convertirse en el todo poderoso eje familiar.
El evento sube la moral de los latinos, no solo con Shakira y JLo, también por las presentaciones de invitados como JBalvin y Bad Bunny. Todos ellos son latinos trabajadores, en contraposición a la mentira que ha venido contando Trump sobre los latinos ladrones desde su primera campaña electoral.
Cierto, esta Super Bowl representa ese símbolo: el latino empoderado que trabaja duro para pertenecer a ese acervo moral tan poderoso de los norteamericanos, sin embargo, este símbolo también sirve como rédito político a los propios demócratas para captar voto latino fácil que solo se deja llevar por el show; así como para tipificar y estereotipar a la mujer latina como únicamente eso: caderas, culos, baile, sensualidad y maternidad desenfrenada.
La pregunta sigue siendo la misma: ¿los latinos tendrán más oportunidades para llegar a pertenecer en Estados Unidos como una comunidad digna fuera del estereotipo o seguirán siendo vapuleados como los productores esclavos de Michoacán que mueren a manos de los sicarios del narcotráfico y la DEA para llevar la guacamole que los americanos se comerán mientras ven la Super Bowl?
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