A veces la vida hace que tropieces con tus prejuicios y te invita a un cambio de opinión. Virginia Riquelme, era esa típica chica de la escuela de Letras, no hablaba mucho y de vez en cuando te miraba con mal humor. Conocerla fuera del pasillo de la facultad y a miles de kilómetros de distancia, en la ciudad de Barcelona, me hizo ver que estaba en un error.
En 2009, cuando yo apenas llegaba a la ciudad condal, conocí a Virginia en la fiesta del premio Herralde. Alta y carismática pero pausada; entre vinos nos contaba muchas cosas interesantes irradiando simpatía pero sin perder la rigurosidad cuando se trataba de comentar literatura. Una simple frase de Riquelme deja en evidencia que estudió Letras -en la Universidad de Venezuela- y que se ha dedicado a vivir de eso, de la literatura. Virginia ha escrito poesía desde hace años aunque no haga alarde de ello, trabajó en el suplemento literario más importante de Venezuela y dirigió, recién inaugurada, la biblioteca de Los Palos Grandes en Caracas. Actualmente sigue escribiendo poesía y es la editora de Barco de Piedra, uno de los proyectos editoriales independientes más innovadores de la capital venezolana. Fue una de las compiladoras del libro “Cien mujeres contra la violencia de género” y, en su día a día, coordina los títulos de la editorial Alfa.
Como dice Virginia en su biografía de Twitter, ella “mete el paro”, hace pantomimas, pero yo no creo que sea así. Hoy, ella no “mete el paro” en este miniview.
¿Qué parte de tu visión femenina has aportado a tu trabajo creativo?
Aunque en principio podría no sonar bien, y no es algo exclusivamente femenino (¿hay algo que realmente lo sea?), podría decir que mi neurosis. Lo digo porque no siempre la neurosis es bien recibida, pero estoy convencida de que administrada en las dosis correctas ayuda un montón. Al menos a mí me ha servido para tener siempre el empuje necesario para que las cosas salgan siempre lo más cercano a la perfección que yo busco.
¿Qué palabra te define?
Terquedad.
¿Qué te motiva a crear?
La soledad y, al mismo tiempo, estar rodeada de gente talentosa; ser parte de un proyecto sólido, pero también descubrir una buena idea mientras preparo el desayuno. No sé, en definitiva, si hay motivaciones concretas, pero suele venir como quien abre un grifo.
¿Qué te entristece?
La injusticia en cualquiera de sus formas.
¿Qué parte de tu cuerpo te seduce?
El cuello y los hombros.
¿Cuál fue el último libro que leíste?
“La azotea” de la uruguaya Fernanda Trías. Una novela hondamente triste, dolorosísima, pero impecable.
¿Qué mujer te ha inspirado?
Nunca he tenido un role model. Ni hombre ni mujer. Me gusta más bien inspirarme en varias cosas, aspectos, actitudes, formas de las personas más talentosas que conozco, y sobre todo de gente real, con la que puedo hablar y ver cómo les va con lo que hacen. Pero sí hay algo determinante: me llama mucho la gente con energía para emprender cosas nuevas, proyectos, porque yo carezco muchísimo de ello, entonces me conecto para cargarme, incluso sin que ellos se den cuenta.
¿Cuál ha sido un error que hoy en día agradeces?
Es un lugar común, pero agradezco cada uno de los errores que he cometido y sigo cometiendo, incluso aunque no termine de aprender la clave o siga repitiendo algunas cosas que ya me demostré que no servían. Pero creo que lo que más agradezco es meterme siempre de frente con lo que creo, deseo, quiero, amo, anhelo, aunque esté cantadísimo que no conducirá a puerto seguro, pero no puedo dejar de ser fiel a mí mismo. Eso sí no me lo perdonaría.
Si pudieses cambiar el mundo con una palabra, ¿cuál sería?
Tolerancia
Para más información sobre los proyectos de Virginia Riquelme, puedes entrar en el link de su editorial, Barco de Piedra, o ir directamente a su Twitter.
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Este nuevo formato de entrevistas en Culturetas se presenta bajo la colaboración gráfica de OCabrita y textos de Ariana Basciani, como plataforma para dar a conocer a mujeres que estén involucradas dentro del mundo del arte, la música o la literatura.