No hay ningún hombre como Don, ni ninguna mujer como Peggy. Y es que todos somos Don o Peggy, o cualquiera de esos personajes: somos un manojo de debilidades envueltas en máscaras que van más allá.
Huir es una reacción lógica cuando hay miedo, un miedo que puede llegarse a convertir en un estilo de vida. Ese es el antivalor de Mad Men que ha sido constante durante las siete temporadas.
Esta mitad de la última temporada ha sido exquisita. No solo por el personaje de Don Draper sino por el elenco completo de personajes. Cada día caigo en cuenta de la calidad de construcción de los personajes tanto femeninos como masculinos y creo que específicamente esta temporada, he descubierto un sin fin de hiper textos en la serie que son tan propios de la vida cotidiana actual que me deslumbran, que me hacen babear y querer más de una serie que pueda presentarnos a cualquiera de nosotros de pe a pa.
El antihéroe que acepta su debilidad, que lucha por no perder su máscara pero que cuando la pierde no se ve acabado, se ha dado cuenta de que hay un nuevo personaje que ha integrado esas fortalezas junto a esas debilidades y se va sintiendo a gusto consigo mismo: el triunfo del psicoanálisis, podríamos decir. El caso de Don Draper en esta temporada es así. Sí, ya sabemos que los hombres se sienten identificados con él por esa fortaleza, ese deber ser masculino tan difícil de alcanzar pero tan compenetrado en la sociedad. Sin embargo, también en esta temporada muchos hombres se han sentido identificados con esa fortaleza sutil femenina representada en Megan o de Peggy.
Las mujeres adoramos entender a Don, por eso amamos al personaje. También nos vemos identificadas con esa forma de entender y bajar la guardia, el ceder de él cuando entiende que es una manera de salir al terreno y ganar la partida.
Es espectacular como los géneros se entrecruzan en una serie que por su simple titular se nos vende como de “mero macho”. Sin embargo, muchas de nosotras hemos sabido adentrarnos más allá y entender al género masculino, así como también ellos han entendido que las verdaderas heroínas son las mujeres de la serie con sus pros y sus contras, sus competencias, sus celos, sus fantasías, su erotismo, su bondad, sus genialidades e inseguridades.
Venga Mad Men, ahora nos vuelve a quedar un año más esperándote, para verte partir después de un gran hasta luego.